El colega que vino a traer la pomada también murmuró insatisfecho.
—¡Si quieres destacar, no nos arrastres contigo!
Raquel mordió su labio en silencio, soportando el ardor en su brazo.
—¡No creo que ella pueda seguir siendo arrogante para siempre!
Una colega entró para aplicarle pomada a Raquel. Era