—Eh...
Lisandro se quedó sin palabras.
De hecho, no había pensado en darle un regalo a Ximena.
Nunca tuvo la costumbre de comprar regalos para alguien, y Ximena nunca le había pedido uno.
—Le di una tarjeta negra y le dije que comprara lo que quisiera, —añadió.
Sofía, con los brazos cruzados, apoyad