Ximena se rio durante un buen rato, apoyándose en su vientre adolorido, hasta que finalmente se calmó.
—¡Agustín es un monstruo! Permitió que mi propio hermano me dañara repetidamente, viendo cómo nos destruíamos entre nosotros.
Al mencionar esto, se notaba un atisbo de odio en los ojos de Eloísa.
—