Al ver a Gabriela acercarse, Ximena tosió y elevó la voz.
—Buenos días, señorita Gutiérrez.
Al oír que Gabriela llegaba, Daniel cerró la boca de golpe y salió corriendo de la sala, desapareciendo en un instante. Gabriela ajustó sus gafas de montura negra en la nariz. No era miope, solo usaba montura