—¿Qué tío Mendoza? —Al oír esto, el hombre fuera de la puerta se alteró—. ¡No sé de quién hablas!
Viendo su reacción, Ximena se sintió más segura de su suposición. Se frotaba las muñecas y esbozaba una leve sonrisa.
—Amigo, ¿por qué no traen al tío Mendoza aquí? Podríamos hablar tranquilamente. Las