Después de un largo silencio, mirando a través de la ventana, Lorenzo finalmente habló.
—Rocío, ¿cómo te ha tratado Lisandro todos estos años?
—Siempre me ha tratado bien. No importa lo que haga o los problemas en los que me meta, siempre está ahí para resolverlos, —afirmó con confianza, con orgullo