—Señorita Yates, te olvidas de las quemaduras de cigarros y de los dientes arrancados.
Dijo Gabriela, mientras lentamente subía la manga de su blusa, revelando un brazo lleno de cicatrices de quemaduras. Al ver eso, Ximena inhaló bruscamente, sorprendida, y miró a Rocío con shock. No podía creer que