—¡Hasta luego, chiquita! —respondió Lorenzo con una chispa juguetona en su voz, haciendo que Felicia soltara una risa cantarina.
Ximena miró a Lisandro, quien discretamente se tocó la nariz con su dedo índice y susurró: —Solo es teatro, no te lo tomes en serio.
Viendo que el anciano parecía sinceram