—¡No! Extraño a mi tío, deseo que vuelva a casa. Hice una tarjeta de cumpleaños para él y aún no se la he dado —Felicia levantó una tarjeta que estaba sobre la mesa. Había dibujado tres figuras: una niña pequeña que era ella, su hermosa mamá y su guapo tío. Los tres estaban de la mano, sonriendo bajo el sol.
Mirando el dibujo, las lágrimas de Felicia cayeron sin parar.
Mateo le envió otro mensaje a Felicia: —¿Tu padrastro no estará engañando a alguien ahora que no regresó a casa para su cumple