Ximena y Mariana, con gran esfuerzo, lograron subir todas las cosas.
Ambas, jadeando y sudando a mares, estaban exhaustas.
—Señorita, pague —Mariana extendió la mano.
Sofía sacó doscientos dólares de su cartera y exclamó: —Solo ven el dinero.
—Agradecemos a la señorita por sus amables palabras. Si la señorita tiene más de estas oportunidades, no dude en decírnoslo —Mariana compartió la mitad con Ximena.
Ximena aceptó el dinero felizmente: —Gracias a la señorita por su generosidad.
Sofía es