—Papi está ocupado trabajando —Mateo, impaciente, empujó a Elena y recogió su robot del sofá.
—¡Podrías hacer un berrinche, llorar y hacer que vuelva! Él te quiere mucho, seguro que volvería.
—No puedo llorar —Mateo, abrazando su robot, intentó subir las escaleras, pero Elena lo atrapó y lo trajo de vuelta.
—Mateo, ¿no quieres que tu papi esté contigo como los demás niños? ¿Que tome el desayuno, el almuerzo y la cena contigo todos los días? ¿Que te lleve al jardín de infancia, te recoja cuand