Ximena se quitó el camisón negro, lo metió en una bolsa y lo lanzó al fondo de su armario.
Sólo le tomó diez minutos para recomponerse y volver a ser esa Ximena Castillo centrada en trabajar duro para ganar dinero, sin distracciones.
Apenas despuntaba el alba, y Ximena ya estaba levantándose de la cama.
Marcela y Felicia todavía dormían.
Ximena desayunó algo rápido y dejó una nota sobre la mesa:
[Felicia, mientras estés en casa, haz caso a tu abuela. Mamá te quiere.]
Felicia había estado