La mujer tenía su cabello recogido en una alta cola de caballo, vestía una falda negra con botas altas y mantenía sus brazos cruzados, mostrando una actitud arrogante.
—¿Quién eres? —preguntó Ximena, quien no reconocía a la mujer.
—No necesitas saber quién soy —respondió Sofía, sin querer revelar su identidad, pensando que Ximena no merecía conocerla.
—Soy amiga de Gael —añadió.
Al mencionar a Gael, la habitual expresión amable de Ximena cambió, tornándose fría al instante: —¿Qué quieres de