Ximena salió corriendo a buscar a la niña. Justo cuando abrió la puerta, Lisandro regresó abrazando a Felicia.
Resultó que Lisandro había llevado a Felicia al parque de diversiones y le había comprado muchos dulces y juguetes.
Ximena estaba furiosa, pero no quería hablar con Lisandro. Agarró a Felicia por los hombros y le dijo seriamente: —Felicia, recuerda, aparte de mamá, no debes salir a jugar con nadie más. ¿Entendido? Nunca sabes quién puede ser una mala persona.
Lisandro tampoco quería