* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * *
—¿Cómo te sientes?
—¿Cómo quieres que me sienta? —respondo serio al seguir repasando los planos que tenía sobre mi escritorio—. Sigue sin hablarme y…
—¿Y?
—Y lo que más me preocupa es que su estado de ánimo ha vuelto a bajar. Me informan que su apetito ha disminuido, que para casi todo el día para en su habitación y que ahora, incluso, ya no habla con nadie en la mansión —enumero frustrado—. ¿Cómo quieres que me sienta, Ramsés?
—Maximiliano
—Me siento preocupado, frustrado…, molesto —suspiro con pesadez al dejar de mirar los planos, recostarme sobre mi silla y tirar mi cabeza hacia atrás—. Me siento muy molesto conmigo. De algún modo, yo provoqué todo esto. Yo provoqué que ella estuviera así.
—Veo que te preocupa mucho Merlí.
—Me preocupa mi hijo. Si ella no está bien, mi hijo tampoco lo está.
—¿En serio, Bayá? ¿Aún lo seguirás negando, a pesar de todo lo que ha pasado entre ustedes?
—Ya basta, Ramsés. Ese no es asunto tuyo —contesto