—Sí que eres un tonto desagradecido. Esto lo estoy haciendo por tu bien ¿y así me pagas?— Veo que él solo ríe y me suelta, lo que me hace pensar que la borrachera sigue ahí —Te vas a quedar allí, debajo del agua, hasta que logres pensar cómo y por qué terminaste aquí— Entre cierro mis ojos, fulminándolo con la mirada y paso ambas manos para quitar el agua.
Salgo de la ducha y ruedo la cortina, me quito los zapatos y seco mis pies en la alfombra. Camino hasta el cuarto y del pequeño armario tomo una toalla para secarme «el muy idiota me dejó completamente mojada». Rabiando de tanta furia, me deshago de la ropa y la dejo en el suelo, tomo una camiseta holgada y me la coloco antes de salir de la habitación. No tengo donde colocar la ropa mojada, así que se quedar a en una de las sillas del comedor hasta que se seque y pueda sumar la a la pila de ropa sucia.
Mi apartamento es, obviamente, diminuto. Mi sueldo no me alcanza para pagar un lugar con más de una habitación, así que una vez que