VINCENT
Hace cuatro años:
Carla Dean era la gran sensación de nuestra universidad. Tenía el pelo azul, una figura ardiente y unos ojos únicos, que me guiñaba cada vez que la miraba. Por eso no me sorprendió ser el primero en recibir una invitación a su fiesta espontánea. En cuanto vi el texto adjunto al pie de su foto casi desnuda, me sentí más que entusiasmado por ir a la fiesta.
No me malinterpreten. No es que me sintiera atraído por ella o algo así: mi atracción era exclusiva por la hermana de mi mejor amigo.
Carmen Hills era un desastre impresionante. No había nadie comparada con ella. Por desgracia, era la única chica a la que no me estaba permitido tocar, ya no, después de que Charles nos pillara bajo las escaleras.
Sin pensármelo dos veces, acept&