CAPÍTULO 43.
Después de entrar a la mansión, Aiden llevo a Nicole a su habitación. El aire estaba extremadamente frío y la mirada de él hizo que el cuerpo de ella se estremeciera. Se sentó en la cama y miro sus manos mientras apretaba sus dedos.
Mientras más lo pensaba, más agraviada se volvía, ella no hizo nada.
Aiden se quitó la máscara y la arrojo a un lado con enojo y luego la miro con una expresión tensa que estaba a punto de explotar.
―Aiden… sé que tienes derecho a estar molesto. Pero no es mi culpa…
―¿No es tu culpa? ¡Estabas bailando con el cabron! Pudiste negarte.
―¡Lo hice! Pero Daniel me llevo a rastras, luego comenzó a hablar de nuestra relación y…
―¡¿Y qué?! ¡¿Qué fue lo que dijo?!
―Nada. No tiene importancia, le dije que los bendecía a él y a mi hermana. Y luego me fui, no creí que me perseguiría.
Aiden, abría y cerraba los puños con fuerza.
―Ese maldito, debí golpearlo más fuerte.
Nicole se levantó y se acercó con cautela a él. ―Cariño, no vale la pena. Mira en lo que