-Te juro que voy a portarme bien, no me meteré en problemas y si tu amigo el señor Igor me acepta como empleada lo haré, puedo ser su empleada doméstica no me importa, sólo permite que me quede, te lo suplico.
No quiero volver, no quiero seguir en esa casa ni bajo las órdenes de mi padre, por favor mamá.
Mi madre me miraba angustiada, entendía si no quería que me quedara a causarle problemas al señor Igor, pero por ahora esa parecía la única forma de escapar de mi padre, tenía que intentarlo.
-¿Estás segura de que eso es lo que quieres Hanna?
-Si, te lo suplico.
-No tienes que suplicar hija, pero esta decisión no es sólo mía sino de Igor. Hablaré con él y si está de acuerdo te quedarás.
-Muchas gracias, gracias, gracias.
-Aun no ha dicho que si Hanna.
-Lo sé, pero con que tú hayas escuchado mi petición es más que suficiente para mí mamá.
-Te prometo que lo discutiré con él más tarde, ahora hay que acercarnos para ver si se necesita de nuestra ayuda.
-Claro.
Camina