Ya listos salimos de la mansión directo a la pista de aterrizaje privada de la familia de mamá, ahí no es esperaba un Jet y Michael ya estaba arriba.
No lo saludé, sólo lo miré de reojo, mi pobre hermano era un desastre.
-¿Ya estamos todos?
-Si...
-Si hermano.
-Si hijo.
-Si.
Todos respondimos de distintas formas.
-Perfecto, entonces hay que irnos...
-Bienvenido a bordo señor Harris, espero que disfrute el viaje.
-Gracias señor Adams.
El jet cerró las puertas y una vez arriba Michael pasó por cada lugar.
-Voy a tener que retirarle su teléfono señor Harris, entiendo que no puede evitar comunicarse con mi padre, pero esta vez tendrá que dejar de hacerlo, ya está arriba, así que...
No puede bajar, a menos que quiera tener problemas con los guardaespaldas.
Entonces todos volteanos y efectivamente había dos guardaespaldas al fondo, tipos altos, rudos y fuertes, tenían pinta de rusos.
-Pero...
-No me hagas enojar, Harris.
La voz de Michael cambió, sonaba gru