Azura intentó calmarla, aunque ella misma se sintió inquieta.

-Tranquila... Nada malo va a pasarte, yo estoy contigo y además...

Ese guapo esposo nuestro enviará a sus guardaespaldas contigo.

-Pero...

-Tranquila, yo me quedaré a tu lado durante todo el viaje y me aseguraré de que nada te pase, además el profesor Edward también nos acompañará y estoy segura de que aunque ahora no se acerque a ti, aún le gustas. Seguro que estará atento a todo lo que suceda a tu alrededor. Tengo una idea... No vayamos a la primera clase.

-Pero...

Azura jaló del uniforme a Sofía y la llevó a la cafetería, ordenó un café para si misma y un té con leche para Sofía.

Permanecieron en silencio mientras Sofía se calmaba.

Azura siempre había sido la amiga alegre, un poco empalagosa o asfixiante, nunca la protectora, no había tenido la oportunidad o ni había tenido una razón para proteger a alguien, no obstante, Sofía la hacía sentir que debía protegerla.

-Te prometo, que yo voy a cuidarte... Hermanita...

-..