Cuando salió de la habitación Sofía soltó el aire que estaba conteniendo, no sabía cómo pero necesitaba escapar de ese lugar cuanto antes.
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En casa de Michael, casi tres horas después los hombres de Nathan llegaron, cada uno cargaba un perro sedado.
El pecho de Michael se contrajo.
-Señor, hemos encontrado a sus perros, están drogados, pero estarán bien.
-¿Dónde estaban? ¿Y mi esposa?
El hombre negó con la cabeza.
-Lo siento, pero la señora no se encontraba con ninguno de ellos, uno estaba cerca del muelle a las afueras de la ciudad, otro cerca de los bosques en la ciudad colindante y el último estaba cerca de los manantiales en una de las propiedades de su familia señor.
-¿Qué? No... No puede ser. Sofía no estaba con ellos pero... ¿Por qué uno estaba en una de las propiedades de mi familia? Eso no tiene sentido, no fue mi padre quien se la llevó, ahora estoy seguro de eso. ¿Cómo tuvo acceso Justin a esas propiedades?
-¡Hanna!
Gritaron Nathan y Michael alarmados.
-Yo iré a ver