Capítulo 3

Devin Becker

Las Vegas

En qué buen lío te has metido, Devin Becker, pensaba preguntándome eso a mí mismo, sin encontrar una respuesta al tiempo que llamaba a mi amigo Daniel, esperando que ya estuviera levantado y solo, pues si se había ido con alguien no me iba a responder. Pensaba mil cosas, a mil por hora esperando en la línea hasta que, por obra del espíritu santo, mi amigo me contestó.

–Ohhh, pero si es el señor Becker – Se burlaba mi amigo – Pensé que estarías de luna de miel.

Parecía que Daniel, nunca se iba a tomar nada en serio, claro cómo no le estaba pasando a él, le causaba gracia mi situación. Yo sería el hazmerreír de todos cuando se enteraran, esperaba que esos videos no los haya publicado en ninguna de sus redes sociales, pues eran los que se regaban como la pólvora.

–Buenas tardes Daniel – Saludé molesto – Necesito verte urgentemente, ¿Dónde nos vemos?

No entiendo por qué, Daniel se largó y me dejó con mi supuesta esposa, esto no tenía que haber pasado ahora. Tengo que buscar la manera de anular este matrimonio a la brevedad posible, aunque Hanna diga lo contrario, debe existir un registro de donde se llevó a cabo el casamiento, ellos me tienen que ayudar.

–Nos vemos en el mall de la esquina de tu departamento, ando por aquí. Estaba bastante ansioso esperando la llamada de mi amigo, el casado – Se seguía burlando – Hoy estaba seguro, que me llamarías para decirme que te ibas de luna de miel.

Menos mal que no lo tenía al frente mío, unos buenos zapes se iba a llevar de mí por lo menos, no entendía, porque no paraba ya con su bromita, era de muy mal gusto burlarse de las desgracias ajenas. No le gustaría estar en mi pellejo.

–Cállate Daniel, que esto no es gracioso – Sentencié – Nos vemos en el mall, en diez minutos, vete al restaurante de ahí al que vamos siempre, que me estoy muriendo de hambre.

Más bien, traía el estómago revuelto y la cabeza todavía embotada, por más que me rebanaba los sesos, no hallaba una razón coherente por la que me encontrara en este enredo.

–Si señor Becker, ahí lo espero ahorita. – Dijo aun burlándose.

Era el colmo mi amigo, en lugar de explicarme algo no lo hace y sólo se burla de mí. Me vestí por completo no iba irme solo en bóxer a ver a mi amigo, aprovechando que “mi esposa” estaba dándose un baño, esto me costaría muchos dolores de cabeza.

–Hanna – Grité desde fuera del baño – Saldré, regreso en un rato.

Esperé su respuesta, si no me contestaba de igual forma me iría. Mi charla con Daniel, tenía que resolverme todas las dudas, y las tendría que resolver ahora. Que me llevara donde nos casaron, para disolver esto.

–Está bien – Respondió únicamente.

Salí del departamento y me fui directo al mall, a bordo de mi motocicleta. No tenía ganas de meterme al tráfico y en la moto, llegué a los pocos segundos. El mall estaba como dijo Daniel, prácticamente en la esquina de mi departamento. Estacioné la moto en los lugares especiales para ellas, guarde el casco en su lugar, y desde ahí pude ver a mi amigo quién sonrió al verme, con una sonrisa burlona. Me acerqué a él visiblemente molesto y lo agarré de la playera bruscamente.

– ¿Qué es lo gracioso, Daniel? Respóndeme, carajo – Le reclamé – No quiero que te sigas burlando, vengo a que me expliques ¿Qué rayos fue lo que pasó anoche?

Quedamos frente a frente y yo lo quería taladrar con la mirada, esto no hubiera pasado si me hubiera hecho cambiar de parecer, yo no me consideraba una persona necia, era más bien cuestión de que me hicieran razonar, porque yo solo no me hubiera atrevido a llegar tan lejos, no me hubiera casado.

–Vamos al restaurante y ya que desayunemos algo, Devin, te explicaré lo que yo recuerdo, no te ofusques – Mi amigo se soltó de mi agarre – Necesito ingerir algo, traigo mucha agrura por la cruda.

Se acomodó la playera como si se la hubiese arrugado, bueno más de los que la traía, se encontraba con la misma ropa de ayer, era el colmo, ni siquiera habia regresado al departamento para cambiarse.

–Está bien, vamos. – Estuve de acuerdo.

Yo estaba en las mismas condiciones que él, necesitaba un litro de jugo de naranja. Caminé de prisa al restaurante, provocando que mi amigo casi corriera detrás de mí para alcanzarme y cuando me alcanzó, yo ya estaba sentado en una de las mesas del restaurante, no estaba de humor para esperarlo.

–Hola buenos días, ¿Desayuno buffet para dos personas? – Preguntó un mesero – O si lo prefieren les puedo traer la carta.

–Hola buenos días joven – Respondió Daniel – El buffet está bien.

–De acuerdo, pasen por favor. – Nos indicó el mesero.

–Gracias – Respondí con desgano.

Daniel no iba a hablarme de nada estando en ayunas, ya conocía yo perfectamente a mi amigo, por eso no me opuse a pasar al buffet de inmediato, que se comiera lo que le diera la gana, yo necesitaba que me aclarara todo en cuanto terminara de desayunar.

A mí no se me antojaba comer nada, no después de esa noticia que me cayó como balde de agua helada, pero algo tenía que comer para que se asentara mi estómago por lo que, tomé un poco de fruta con yogurt y cuando mi amigo volvió a la mesa con un plato de desayuno como para 4 personas, me alegré. Al fin iba a saber lo que pasó anoche, toda esa comida lo pondría de buen humor, para contarme.

–Ahora sí, ¿Qué quiere saber el recién casado? – Preguntó bromeando de nuevo – Yo no recuerdo mucho, así que de poco te serviré, pero algo es mejor que nada. Pues tú estabas casi inconsciente.

Eso no era nuevo, pues mi casete estaba totalmente borrado, nada lo podía hacer volver a su estado normal, porque no supe en que momento perdí por completo la memoria, era una incógnita para mí, como llegamos al departamento o si fue el mismo Daniel el que nos llevó.

–Dime por favor, ¿Cómo fue que terminé cometiendo esta estupidez? – Levanté mi mano mostrando el anillo en mi dedo anular – Tienes que saber el motivo, tú estabas ahí conmigo. Te he visto en los videos que me has enviado y en uno de ellos también aparece ella con otra chica.

Muchos de los videos estaban tomados con el grabándonos a los dos, como si nos estuviéramos tomando unas selfies, los demás solo estábamos Hanna y yo y alguno que otro con la otra mujer. Una pelirroja.

–Sí, la otra chica es Susan, una pelirroja deliciosa, que estaba con tu esposa, que, si te contara lo que hice con ella anoche, te morirías – Mi amigo parecía evocar su noche ahí – Estuvo de lujo, pero que te puedo decir a ti, si el que está de luna de miel eres tú. No sé cómo es que estás sentado aquí conmigo, cuando te casaste con esa morena guapísima con Hanna.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo