—No papá, la señora bonita es de los dos —mencionó con seguridad.
—Si, y luego tenemos que compartirla con tres chicos más —manifestó Renaldo y su hijo hizo un puchero no muy contento ante esa perspectiva.
Renaldo lo dejó recostarse, luego levantó la almohada y sacó el cofre, Lacie se quedó viéndolo