Con la hermosa noticia, Guillermo decidió ponerle punto final a los fantasmas que seguía persistiendo sobre su familia, comenzando con ese sujeto que aun buscaba seguir espiándolos.
Con todas las joyas listas, Alina estaba ocupada terminando de alistar las invitaciones y la publicidad que le darían al local para la inauguración.
Como estaba ocupada, él aprovecho a atender otros asuntos importantes, por lo que aprovechando que su pequeño tomaba la siesta busco moverse atrapando al sujeto que estaba vigilando la mansion esa tarde, para poder invitarlo a charlar un poco.
- No importa cuando me tortures no diré nada – dijo rápidamente ese sujeto apenas sintió que le quitaban la bolsa de tela que le habían colocado en su cabeza y noto que estaba amarrado a una silla.
- Sh… no grites – le regañó Guillermo.
- … - esa persona frunció el ceño y miraba de forma retadora al pelinegro.
- Ahora me dirás porque Mariano Palmero sigue espiando a mi familia.
- No es obvio, no confiamos en ustedes
- Si