Capitulo XVI. Una mosquetera durmiente.
Kevin J.

No podía dejarla, si ella despertaba y yo no estaba su lado, tendría miedo. Llevaba dos días a los pies de la cama de mi esposa. Según le habían dicho los médicos, los asaltantes que se llevaron a mi esposa pertenecían a la mafia rusa, habían sido contratados por mi madre, para hacer desaparecer a mi esposa, una vez que mi madre la golpeara cuando ya estuviera en sus manos.

La rabia y el odio hacia la mujer que te dio la vida es algo muy horrible de vivir para cualquier ser humano, pero saberse castigada con perder lo único que siempre quiso, era el castigo más adecuado para mi madre. Ordene a los abogados que la fueron a detener que le dijeran que había perdido a su nieto, ya nunca sería la madre de CEO. Las órdenes de arresto fueron solicitadas por el abuelo, debido la abrumante cantidad de pruebas que aportaron los esbirros cuando los atrapamos en el piso donde estaban escondido en la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife,

Cuando llegamos allí descubrimos que, Maria
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