-¿Estás Seguro que no puedes pedirte la tarde para cenar conmigo?- Habló Carla al teléfono
-Lo siento cariño, pero tengo muchas cosas que terminar y no voy a llegar, mejor otro día ¿Si?- habló Nicolás del otro lado.
Carla se acomodó en su asiento y su expresión cambió a una de desilusión, no era la primera vez que su esposo no podía.
-Está bien, no te preocupes, otro día será- respondió lo mejor que pudo.
-Gracias por entender mi amor, te amo mucho. Nos vemos a la noche.
-Nos vemos a la noche- Carla cortó el teléfono y se tiró encima de su escritorio con frustración.
Los meses habían pasado y efectivamente cuando Emma fue un poco más grande contrataron a una niñera, una señora muy amable que amaba a los niños, Emma y el pequeño Nico se fascinaron con ella automáticamente. Carla consiguió, gracias a los nuevos contactos de su esposo, un puesto administrativo en el banco de la ciudad. Ella estaba fascinada de tener nuevamente un trabajo y poder traer dinero a la casa, además de tom