Un dolor en mi vientre se estaba apoderando de mi, no lo soportaba. Cuando mi padre me tomó en sus brazos, perdí la conciencia, lo único que logré ver, fue a un Christian preocupado.
Abrí los ojos lentamente, pero enseguida la luz hizo que los volviera a cerrar. Asi me estuve durante unos minutos, tratando de procesar que era lo que pasaba. Se escuchó como una puerta se abría.-Buenos días, señorita.- una enfermera se colocó en mi campo de visión.-Hola.- logré contestar, tenía la garganta demasiado seca.-¿Cómo se encuentra?- me preguntó, mientras checaba algo en unos papeles.-Bien, creo yo.-volví a cerrar los ojos y me encogí de hombros.-Perfecto, en unos segundos vendrá el doctor para revisar que todo este bien.-asentí sin tantas ganas de hablar.No entendía bien que era lo que me había pasado, el miedo corrió por mis venas temiendo a ver perdido a mi bebé. No, no quería ni podía pensar en