Yo ya estaba desesperada. Me estaba angustiando y tocando la frente desesperadamente. Coloqué mi bolso en el carrito de compras y me dediqué a separarlos.
-Christian, déjalo ya. No vale la pena.- lo tome de los hombros e intente levantarlo.
-Te vuelves a acercar a mi mujer y te juro que te vas a arrepentir.- yo lo empujaba para alejarme lo mas posible de ese hombre.
La gente alrededor nuestro nos veía mal. Mi marido estaba sangrando de la nariz y mandíbula. Lo aferré bien a mi y disimuladamente agarré una botella de alcohol para poder curarlo y algodón.
-Te hiciste daño, de verdad que no valía la pena que te pelearás.- lo miré preocupada por el aspecto