Capítulo 50. Estar embarazada
Cuando salieron del cuarto de baño, Kaia traía otro aspecto, sus ojos estaban brillantes y se venía tocando el estómago. Aunque ya había sacado todo lo que tenía en el estómago, sentía todavía una opresión.
— Eso es muy natural, tendrás días en los que no quieras comer nada y otros en los que te vas a querer comer el mundo. Pero las náuseas a lo mejor no desaparecen del todo.
— En estos momentos no deseo comer nada, solo me quiero acostar.
— Claro que sí, mi amor, tu habitación está tal cual como la dejaste.
— Gracias mamá. Tengo muchas cosas que preguntarte, por eso hemos venido también hoy.
— Dime que es lo que se te antoja comer, pediré que te lo traigan.
Kaia le dijo a Vincenzo lo que en esos momentos pensaba que le podía caer bien y así fue, retomaron la comida, alejando por completo lo que le había causado ese feo malestar.
— ¿Mamá, es muy doloroso dar a luz?
— Hija, cada mujer tiene síntomas, malestares y hasta un parto diferente, no te voy a mentir, cuando tú naciste me dolió,