No podía dejar de dar vueltas en la sala del hospital esperando una respuesta del estado de mi mujer y nuestro bebé.
Jimena llora a un lado en los brazos de Alfredo mientras mis padres tratan de tranquilizar a Anahí aún cuando ellos también están asustados.
Desde que llegamos no nos han dado respuesta alguna sobre su estado de salud y eso nos carga a todos con los nervios a mil.
—No puedo creer que esa mujer haya sido capaz de esto —Musita en gimoteos mi madre —. Es una demente.
—Alessio —Escucho la voz de Anahí y giro viéndolo —. ¿Qué haces aquí?
—La policía me llamo —Sus ojos se encuentran cristalizados —. Encontraron a mi hermano en medio de la carretera gravemente herido y lo trajeron a este hospital.
Anahí lo abraza y este se aferra a ella con dolor. Me acerco a ellos, le brindó un abrazo y limpia sus lágrimas.
—¿Qué hacen aquí? —Masculla —. ¿Paso algo con Catalina y el bebé?
Anahí me mira y el también esperando una respuesta.
—Familiares de la señora Catalina de Cabal.
—Yo, soy s