El Despertar
Cassandra caminaba con paso ligero por el High Line, el aroma suave de las flores que llevaba en brazos mezclándose con la brisa fresca de la tarde. En su otra mano sostenía un par de baguettes recién horneadas, crujientes y doradas, que prometían ser el acompañamiento perfecto para la cena que planeaba preparar. Los sonidos de la ciudad resonaban en la distancia, pero el recorrido elevado le brindaba un respiro sereno del bullicio constante de Nueva York.
Al llegar a su calle en Chelsea, Cassandra detuvo sus pasos un momento, disfrutando la vista familiar de la hilera de casas Brownstone, con sus fachadas de ladrillo rojizo y elegantes escaleras de hierro que conducían a entradas flanqueadas por jardineras cuidadosamente mantenidas. Las ventanas amplias reflejaban el cielo que se teñía de tonos anaranjados y dorados mientras el día comenzaba a despedirse.
Su hogar desta