Por Cristian
A la mañana siguiente me desperté pegado a ella, con una erección apoyada en su cola, le beso el cuello y se despierta con un gemido, guau, es tan receptiva a mis caricias, hicimos el amor dos veces antes de dejarla en su casa.
Fui a entrenar y me quedé concentrado.
A la noche charlamos casi una hora por teléfono.
Ya todos mis compañeros saben de mi relación, pero no la conocen.
Cuando corté, uno de ellos está mirando su notebook y me llama para que le busque un archivo, aparece una propaganda, es la publicidad de Melina en ropa interior.
-Que minita, está para darle, aunque debe haber mucho de photoshop acá.
-No es photoshop, es así y no está una mierda para darle.
-¿Qué carajo te pasa?
-Es mi novia.
Los otros dos que compartían nuestra habitación, vinieron a ver, a babearse, que hijos de puta que son.
-Mierda, que escondidita la tenías.
-Compartí, pulpo.
-Forro, es mi novia, no una trola, es mía.
-Tranquilizate loco.
-Qué culo, por favor.
Dijo uno y yo lo quería matar.