Estoy sentada en la piscina cuando la extraña sensación de ser observada me pone los pelos de punta, es una sensación extraña y curiosamente familiar al mismo tiempo.
—Anya ven con mami — digo llamando a mi niña junto a mí, ella me mira con curiosidad, pero llega feliz en su traje de baño.
— Mamá— dice dándome un beso en la mejilla y tendiéndome una flor del jardín — dindo mami.