He pensado mucho en la propuesta de Juan Pablo de ayudarme con mi problema, pero no estoy convencida de tener la suficiente fuerza de voluntad.
Ya he sufrido varias dietas y nunca funcionan, siempre termino ganando más peso del que perdí.
No quiero sufrir más. Siempre seré una gorda que no le gusta a nadie.
—Vamos, Maia —insiste Norma por milésima vez.
Yo niego con la cabeza.
—No quiero bajar a celebrar a Jerry.
Ella ríe fuerte.
—No se trata de eso, sino de divertirte.
Braulio ya había organizado una fiesta de despedida y decidió celebrarla de todas formas para festejar a Jerry. Y la fiesta es en mi casa.
En este momento puedo escuchar el ruido, por lo cual no podré dormir en toda la noche.
—Vamos, yo te ayudo a arreglarte.
Rodé los ojos.
—Me veré horrible y no me entrará ninguno de tus vestidos.
—Robé algo del clóset de mamá, eres de su talle —ella ríe.
No tuve opción y me dirigí al baño para ponerme el vestido. Debo admitir que me queda a la perfección.
Lo único que me molesta es que tiene un gran escote en el cual se ven mis pechos, y el largo me llega a mitad de las rodillas.
—Se me ve todo, Norma.
Ella ríe fuerte.
—Debes presumir tus pechos. He visto que un par de compañeros te miran las tetas cuando practicas fútbol.
Reí.
—Por supuesto que no.
—Debes sacarte provecho, Maia. Yo creo que más de uno querría llevarte a la cama. El problema es que solo tenías ojos para Jerry.
—Tenía, pero ya abrí los ojos.
Norma me ayudó a alisar mi cabello y también me maquilló. Luego me cubrí con una chaqueta y bajamos rumbo a la fiesta.
Mi prima se ve hermosa con ese bello vestido color plateado. Sé que desea hacerme sentir bien, pero ella tiene mejor cuerpo que yo.
Me percaté de que mi hermano y sus demás compañeros nos miran y murmuran entre ellos.
Me parece extraño que Braulio no intente correrme del lugar. Supongo que ya está muy ebrio o entretenido con sus amigos.
—Prueba esto, es delicioso —Norma me ofrece una copa de vino.
Yo negué con la cabeza.
—No seas aburrida, debemos celebrar que Jerry se irá muy lejos.
—Espero que nunca vuelva —reí fuerte mientras aceptaba el trago.
Dos horas transcurrieron rápidamente mientras me dediqué a beber con Norma.
Ella se rindió y no me pidió más que baile, debido a que tengo dos pies izquierdos.
Varios chicos la invitaron a bailar, pero ella los rechazó. Sin embargo, le dije que se divierta y se olvide de mí porque me iré a dormir.
Norma se marchó con uno de los muchachos de la facultad que le gusta. Digo "uno" porque a ella le gustan varios, pero nunca los toma en serio.
Disimuladamente se dirigió al jardín con él. Supongo que para estar a solas.
Norma usa a los hombres para distraerse o satisfacerse. Yo soy del pensamiento que el sexo y el amor van de la mano, pero ella no piensa de esa forma.
Estaba a punto de subir las escaleras cuando mi hermano tomó mi brazo.
—¿Te vas tan pronto? —me dice él.
—Sí. ¿Desde cuándo eres amable conmigo?
—Tal vez me pasé contigo.
¿Acaso el alcohol le está afectando?
—Braulio, no estoy para tus bromas.
—No es broma, hermanita. Quiero que te diviertas y que limemos asperezas a partir de esta fiesta —él le hace una señal al mesero, y este se acerca con la charola.
Él toma una copa y me la entrega. Creo que es champagne.
—Brindemos por nuestra nueva relación de hermanos. Quiero que nos llevemos bien, como cuando éramos chiquitos y estaban mamá y papá.
—¡No te creo nada! ¡Las personas no cambian de la noche a la mañana!
—Está bien. Entiendo que debo esforzarme, hermanita.
Fuimos interrumpidos cuando alguien más se acercó.
Era Jerry, quien me toma de la cintura.
—Aquí estabas, Mai. Deseaba despedirme de ti.
—Ya me viste —estaba a punto de irme cuando él ejerció fuerza en mi brazo.
—No seas mala. Al menos brindemos.
Debido a que de otra forma no me dejarán en paz, bebí la copa de champagne al mismo tiempo que ellos bebieron las suyas.
Estaba a punto de empujarlo para que suelte mi cintura cuando comencé a sentir un extraño calor recorrer cada parte de mi cuerpo.
—Toda tuya —formuló mi hermano antes de irse.
—Tengo mucho calor —me despojé de mi chaqueta debido a que sentía que me incendiaba—. Amo esa canción —le dije a Jerry, quien no deja de mirar mis pechos.
Me acerqué al centro de la pista para comenzar a bailar. Me siento muy eufórica, como nunca antes.
Comencé a cantar fuerte y a mover mis caderas sin parar. No sé bailar, pero lo estoy haciendo.
—Mai...
Sentí que Jerry tomó mi cintura y comenzó a dejar pequeños besos en mi cuello.
Lo odio, pero se siente increíble y varias partes de mi cuerpo se están quemando, sobre todo siento una horrible humedad en la entrepierna.
—Vamos arriba. No me iré sin desvirgarte. Invertí demasiado tiempo en ti, gorda.
Cuando me giré para verlo, me percaté de que estoy viendo todo borroso. Hago un gran esfuerzo para mantenerme en pie.
Jerry tomó mi brazo y me guió hacia la escalera para subir.
Estábamos a punto de entrar al cuarto cuando un hombre apareció de la nada y llevó sus manos a la cabeza de Jerry, golpeándolo contra la pared. El hombre cayó desmayado.
—¡Imbécil! ¿Estás bien, Maia? —me pregunta el hombre, que veo borroso.
—Se durmió —no logro dejar de reír.
Él me sostuvo de la cintura antes de que cayera al suelo. Me percaté de que centra su vista en mis pechos.
Me ayudó a entrar en mi habitación procurando que no me cayera.
—Nunca te había visto tan...
—¿Tan qué? ¿Horrible o gorda?
—Si no lo hago ahora, no lo haré nunca. Sé que no recordarás nada mañana y así es mucho mejor.
Él une sus labios a los míos en un beso efusivo y arrasador. Practicamente devora mis labios mientras sus manos sostienen mi cintura con fuerza.
No sé si se debe al alcohol o a mis deseos, pero correspondí su beso con la misma intensidad y le permití el acceso a mis labios.
Adentró su lengua entrelazándola con la mía.
Me besó hasta dejarme sin aire y luego se alejó. Iba a irse cuando tomé su brazo.
—¿Ya te vas? —le hice un puchero. Estoy segura de que rió.
—Me debo ir y tú debes dormir, Mai.
—Yo no quiero dormir.
Tal vez el alcohol me quitó la timidez o simplemente no quiero ser la misma Maia aburrida por una noche.
Jalé su brazo con fuerza y él me permitió arrojarlo sobre la cama y sentarme en sus piernas.
Uní mis labios a los suyos en un beso efusivo. Él me siguió, deslizando sus manos hacia mis piernas mientras subía mi vestido.
No tardó en llevarlas a mi abdomen y comenzar a ejercer presión en mis pechos, arriba del brasier.
Puedo sentir su erección a través de sus pantalones.
Hábilmente desabrochó mi brasier como un profesional. Luego me quitó el vestido por la cabeza, dejándome desnuda de la cintura para arriba.
Me empujó a la cama y comenzó a desvestirse, dejando ver su cuerpo trabajado.
Cuando solo quedó en bóxer, volvió a unir sus labios a los míos en otro beso intenso. Llevé mis manos a su cabello, enredándolas en él.
Dejó varios besos y mordidas en mi cuello. Cerré los ojos al notar que me estaba haciendo un chupón.
Nunca nadie me había besado ni acariciado de esa forma.
Mordí mi labio inferior cuando adentró su boca en mi seno derecho, chupando mi pezón mientras su otra mano apretaba el izquierdo sin pudor.
No tardó en bajar mis bragas. En ese momento agradecí estar depilada.
Abrió mis piernas con sus manos, y luego se terminó de desnudar. Pude ver su enorme miembro.
Bueno... es la primera vez que veo uno, pero me impresiona su tamaño.
Bajó sus labios hacia mi intimidad, comenzando a lamer suavemente. Me siento extraña, pero se siente muy bien.
—Cuánta humedad...
—No tienes que hacerlo si sientes asco por mí.
—Me la pusiste dura toda la noche. Ahora me quitarás las ganas.
No pude evitar mojarme más al sentir sus labios en mi intimidad, sobre todo cuando comenzó a jugar con mi clítoris.
Cuando no resistí más, él subió su cuerpo sobre el mío y unió sus labios a los míos.
Pocos minutos después, lo sentí dentro. Me embistió con suavidad, comenzando a moverse lentamente.
Sí, me dolió en el momento, pero al pasar los segundos comencé a sentir placer.
A medida que transcurría el tiempo, aumentaba la velocidad.
—Abre más las piernas —me pidió.
Le obedecí, enredándolas en su cadera. En ese instante se hundió más profundamente y lancé un jadeo.
Observé un celular cuando levanté la vista. Oh, alguien nos está filmando.
—Alguien nos ve...
Él me calló con un beso mientras me embestía con fuerza, aferrándose a la madera de la cama.
No pude evitar gemir como un animal.
—Ah... ah... sigue...
—Te follaré toda la noche. Eres mía, Maia. Solo mía.
.
***
Me desperté con un intenso dolor de cabeza y ardor en mis partes. Siento como si hubiera tenido sexo más de dos veces.
Sólo puedo pensar en una cosa al abrir los ojos. Soy una estúpida ¿Qué fue lo que hice anoche?.
Me quite la sábana del cuerpo y me percaté de que tengo mi ropa interior, pero yo recuerdo que me dormí desnuda. ¿Será posible que él me vistió dormida?.
No soy torpe y recuerdo que me acosté con alguien anoche, pero no recuerdo su maldito nombre ni rostro y lo que más preocupa además de haber perdido la virginidad con un desconocido es que no recuerdo si nos cuidamos.
Sali de mis pensamientos cuándo alguien entro a mi habitación. Ella es mi tía y ella no tardó en destaparme de las sábanas.
—Tía ¿Por que entras así?
Me hago la tonta porque yo sé perfectamente que Braulio le fue con él chisme.Ella se dirigió a mi baño y también revisó mi closet por suerte no encontró nada.
—No entiendo tía, estoy en mis días y quiero estar sola.
—Más te vale que sea mentira lo que me dijo Braulio —Es todo lo que dice antes de alejarse .
Definitivamente, no puedo tener peor suerte.
Tengo claro que sea como sea debo recuperar ese celular porque no me ciego y sé perfectamente que Braulio planeó todo esto.
En ese instante no tenía idea que aquella noche solamente sería el inicio de mi pesadilla. Nunca debí involucrarme con aquel hombre.
Él solo provocaría dolor en mi vida. Tan solo era el inicio de un camino que llevaría a la peor de mis pesadillas y mi muerte.