Los meses transcurrieron llenos de expectativa y emoción en la vida de Emilia y Matthew. Con cada nuevo día, el amor entre ellos se fortalecía, y la espera del nacimiento de su hijo parecía unirlos aún más. Emilia había experimentado un embarazo con sus altibajos, pero el apoyo de Matthew nunca faltó. Él la acompañaba a cada chequeo médico, se aseguraba de que estuviera cómoda, y hasta había aprendido a cocinar algunos platillos para sorprenderla. Emilia, por su parte, encontraba en él la paz y el consuelo que hacía tanto tiempo había deseado. La vida les estaba brindando una nueva oportunidad, y ambos estaban dispuestos a aprovecharla.
Finalmente, el esperado día llegó. Aquel caluroso día de verano, Emilia se despertó sintiendo que algo distinto en su cuerpo la alertaba, el momento estaba muy cerca. Al notar su incomodidad,