En bandeja de plata

Paris despertó lluvioso, Céline asistió a la funeraria donde se encontraba su hermana, ahí se encontraban algunos amigos de su hermana, amigas, y algunas personas que querían a Marie, amigas de ella habían asistido para dar las condolencias.

Miro como los empleados de la funeraria se llevaron el cuerpo de Marie para la cremación, el trago que sentía en su garganta un enorme nudo, tenía los ojos apunto de derramar las lágrimas más amargas y dolorosas que sus ojos habían sacado en sus veintisiete años de vida.

—¡gracias por venir! — dijo un poco voz alta — ella estaría muy feliz — la joven se encontraba vestida de negro, el pequeño Enzo se había quedado al cuidado de una vecina, mientras los servicios funerarios se llevaban a cabo.

Los presentes esperaron el tiempo necesario para que entregaran las cenizas de Marie; un día anterior intento hablar con sus padres que vivían en otro país, pero le dijeron que no podían asistir, que le dieran el número de cuenta de la funeraria para pagar el servicio, nunca había comprendido a esas dos personas, solo pensaban que el dinero solucionaba las cosas, suspiro de manera cansada, después de eso pondría las cenizas en la iglesia donde se encontraban sus abuelos.

En Italia Enzo Rossellino se encontraba en su imponente oficina, su primo Mario Rossellini se encontraba ahí, al parecer el joven Mario había llegado de Francia, la apertura de la nueva sucursal seria un éxito.

—me alegra que todo salga bien, ya sabes yo mismo iré, te veo un poco contrariado, ¿Qué sucede?, te miraba que cuando ibas a Francia siempre ibas feliz — dijo Enzo —

— nada son figuraciones tuyas, en realidad, ya no quiero regresar a París — hablo Mario con apatía — si bien son hermosas las francesas, no son mi tipo, prefiero a nuestras hermosas ragazzas italianas — el hombre hablo con un poco de desdén.

— espero que no tengas problemas de faldas — el hombre que respondía al nombre de Enzo, miro a su primo con seriedad —

— por supuesto que no, tú mismo has ido muchas veces conmigo, aunque siempre de incognito, nunca entiendo el motivo, pero lo respeto, creo que te gusta enamorar jovencitas inocentes — le dijo en tono bromista a Enzo quien sonrió —

— es solo que no me agrada que me sigan los paparazis y demás curiosos, bien sabes que mis padres quieren que me case, pero yo no, y sé que ella tampoco, esto es un acuerdo de familias, por eso yo vivo mi vida — menciono Enzo con voz relajada.

—eso me alegra, pero debes de tener cuidado de enamorarte o enamorar a alguna chica en el proceso — hablo Mario —

Enzo se quedo mirando a su primo, en verdad el joven era simpatico, pero nunca de los nuncas sentaria cabeza, al parecer ser mujeriego era la segunda vocacion de su primo y la que mejor se le daba, tenía mucho trabajo que hacer, pero igual le interesaba ya que se encontraría en Paris una visita privada en el museo del Louvre, sabía que podria lograrlo, no quería tener a miles de personas a su alrededor.

—quiero que hagas lo posible,Mario, por conseguirme un recorrido en privado por el Louvre para la noche despues de la inauguración de la consecionaria, será una de las más lujosas de Europa, y merece mi presencia —hablo Enzo mirando a su primo —

—por supuesto, se lo pedire a Minerva, no comprendo tu afición al arte, podriamos ir al Moulin Rouge despues de la inauguración, y no al aburrido museo, si ya se, es cultura, pero en verdad yo lo visite una vez y fue más que suficiente, anda Enzo, hay que ir al Moulin —dijo Mario —y conseguimos unas bellas extranjeras para pasar el rato — el chico miro a su primo con altas expectativas que Enzo cancelara el plan del museo.

—no, gracias, al día siguiente quiero volar temprano de regreso a Roma y lo quiero hacer no desvelado y ebrio, tú deberias hacer lo mismo — le advirtio Enzo — el abuelo cree que tomas mucho la fiesta — menciono Enzo —

— solo un poco, pero ya estoy yendo por el buen camino, ya no ando de fiesta todos los días, me he comportado — dijo Mario —

Enzo solo movio la cabeza, él conocia a Mario, pero no diria nada, tenía muchas cosas que supervisar, arreglar, sus padres llegarian de sus vacaciones de la casa de Venecia, despues de eso su padre se quedaría en Roma, por lo cual él inmediatamente viajaria a Paris.

— bueno me retiro a trabajar, primo, le dire a Minerva que haga lo quieres, pero si cambias de opinión comprare entradas para el Lido, es solo cuestión que te decidas — hablo Mario mientras salia de la oficina de su primo.

El hombre hablo con la asistente de su primo, la mujer anoto todas las indicaciones, tenían contactos con el director del museo, así que sería muy fácil, anoto la fecha, y porque entrada tendría que entrar, todo sería muy fácil para su jefe.

Céline entro en su departamento, sentía que el corazón poco y pausado, su amigo Pierre le envió un mensaje acerca de los roles de la semana, y de algunas guarderías donde podría dejar al pequeño Enzo, había algunas visitas privadas, sabía que en esas se ganaba el doble de dinero, más las propinas.

— Buenas noches, señora Sinclair, ¿Cómo se comportó Enzo? — se acercó a la cuna del bebé, al parecer el pequeño estaba completamente dormido —

— es un niño muy tierno y dulce, es una lástima lo que le sucedió a tu hermana, pero es fuerte — dijo la mujer —

— lo sé, le pagare en cuanto me paguen en el museo, se lo prometo, me siento tan abrumada — paso una mano por su cabeza —

El celular de Céline comenzo a sonar, era su jefe Pierre — sé que no es momento, Cél, pero es trabajo y sé que necesitaras el dinero, pero hay una visita nocturna en unos días, siento que es para ti, es un tipo millonario de Italia, quiere una visita privada, ya sabes esos millonarios no quieren codearse con la gente común — el hombre hablo con desprecio — pagara una buena cantidad al museo y una buena propina para ti — Pierre se escuchaba animoso y eso reconforto a la joven, con ese dinero podría poner al bebé en una guardería, o pedirle a la señora Sinclair que lo cuidara.

—¡muchas gracias, Pierre! — la chica por primera vez en un par de días se escuchaba un poco alegre — claro que sí, lo tomo, necesito regresar a trabajar, ya vere quien cuida a Enzo — ella miro a su vecina, quien le sonrió, era una mujer muy comprensiva — ¿Cómo se llama la persona? — siempre que había visitas de ese tipo, a ella le gustaba investigar a la persona, y más para hacerle una visita por las salas que ella podía intuir que le gustaria,

— claro, es a nombre de Enzo Rossellini, el fabricante de autos — la voz de Pierre comenzó a resonar en el cerebro de la mujer — ¡Enzo Rossellini! —

Céline sonrió, el destino le estaba sirviendo al muy maldito en bandeja de plata.

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