El peso de Karina sobre mi pecho era tan reconfortante, me sentía más vivo que nunca, creo que jamás había sido tan feliz como ahora.
— ¿Bebé estás despierta? — Le pregunté.
Karina se removió en mi pecho, yo no quise molestar y me levanté despacio de la cama.
Me puse un pantalón de gimnasio, una camisa de algodón y zapatos comodos y fui a la cocina.
Los dos perros empezaron a ladrar, yo les puse una corre a cada uno y los saque para que hicieran sus necesidades.
Camine con ellos en el parque que estaba cerca al complejo de apartamentos hasta que al fin hicieron sus cosas.
— Que bueno que te encuentro —
Me di la vuelta y era Sam, con su horrible cara.
— ¿Para que? — Le pregunté.
— Cassie me llamo, y me dijo que tú estás insinuando que su hijo es mío —
Yo puse los ojos en blanco, ¡que descaro tan grande! Y yo pensaba que el único descarado aquí era yo.
— Te estás acostando con ella, ¿que quieres que piense? — Le pregunté.
Sam se acercó más a mi.
— Es tu hijo, esa es tu responsabilidad,