Mundo ficciónIniciar sesiónMe muero de ganas por pararme, cruzarme de brazos y lanzarle una mirada fulminante, nivel “esto se va a poner feo”. Pero no. Si algo he aprendido es que dramatizar en exceso me hace perder la ventaja en las discusiones. Así que, en lugar de eso, adquiero mi mejor pose de indiferencia devastadora.
—¿Lo tienes dirigiendo un hotel? ¿Sigues viéndolo? —pregunto de nuevo, con incredulidad.—Sí, Ema, es muy buen gerente —no lo niega—. Se toma muy en serio su trabajo. ¡Confío en él como si fuera yo! Por eso también piensan que somos pareja. Ema, te juro que nunca lo aclaré porque no creí que tuviera tanta importancia, hasta que tú y yo… bueno, hasta que nos casamos. Además, vi que tus mejores amigos son gays y me di cuenta de que no tienes prejuicios.—¿Estás seguro de que no estás conmigo para que se vayan esos






