Mundo ficciónIniciar sesiónMe quedé con la boca abierta. Robin, por otro lado, parecía estar disfrutando cada momento de esta extraña conversación con nuestra nueva compañera de vida, Iris. Dejó escapar una carcajada tan fuerte que casi choca contra la mesa al apoyarse.
—Iris, no hables hasta que te dé permiso. ¡Me estoy volviendo loca, hablando con una máquina! —le ordené, molesta al ver cómo Robin se burlaba de mí. —“Como órdenes, Ema.” —¡Iris! —grité, con el rostro rojo de vergüenza. —“Sí, Ema.” —¡Silencio total, ya! La casa se quedó en un silencio sepulcral. Incluso Robin pareció contener su risa al comprender que el día apenas comenzaba y la locura estaba lejos de terminar. ¡Qué familia y qué casa!






