67. LAS DOS MADRES.
ALICE.
Las lágrimas de esa mujer se ven honestas y reales, tras sus pasos llegó corriendo Samantha que venía sonrojada y no supe interpretar si aquello era por la carrera o porque su madre llegara así, de una forma tan sorpresiva.
La chica estaba avergonzada y me lo dejó saber, sin embargo yo estaba como pegada al piso y no pude decirle absolutamente nada más.
—Alice… Yo creo que nos vamos y..
—¡No! —la mujer tomó a Samantha de la mano y la miró con una profunda tristeza— Sam, por favor.
—Mamá, no depende de mí, entiende que Stan…
—No se si el te quiera ver y lo más probable es que hubiese estado reacio a decir que sí, pero supongo que no tiene nada de malo.
Tome de la mano a la mujer y entramos en la habitación, caminamos un par de pasos y cuando llegamos junto a Stan sus lágrimas fueron más fuertes.
—Sé que lo que te voy a pedir es difícil, pero no llores. Eso no le sirve a Stan.
—Si, lo siento.
—Y no le hables como si no estuviese vivo, porque lo está.
Era cierto, pa