CAPÍTULO 31: NADA.
CAPÍTULO 31: NADA.
Las manos de Giovanni apretaron el volante con una fuerza desmedida, mientras su pie presionaba aún más el acelerador. Las palabras del médico retumbaban en su mente, una y otra vez.
«¿Cáncer? ¿Cómo que cáncer? No, no puede ser. Tiene que haber un error, sí, un maldito error»
Su corazón latía con fuerza, desbocado, y un nudo le oprimía el estómago, haciéndolo sentir vacío y pesado a la vez. Todo era por lo que acababa de descubrir, un golpe brutal que se negaba a creer.
De repente, conectó las cosas: si Adeline no había comenzado el tratamiento, seguramente era por el bebé. El dolor se intensificó, y con él, una culpa que lo destrozaba desde adentro.
Se sintió pequeño, impotente, devastado.
Llegó al hospital y prácticamente corrió hasta el área de oncología. Apenas encontró al médico, lo enfrentó con el rostro descompuesto y una voz llena de desesperación.
—¡Dígame que es un error! —exigió— ¡Dígame que mi esposa no tiene esa maldita enfermedad!
El doctor lo miró con