DAVID
me siento como un maldito, farsante, limpiando tus lágrimas, entonces cuando ella pregunta en voz baja qué he hecho, sé que este será nuestro fin. Porque ella no me perdonará después de escucharme. Aprieto su hombro y la acerco a mí, aprovechando la oportunidad para inhalar su aroma.
Ella se estremece.
—Todavía te quiero.&mdas