CAPÍTULO 45. Deme un mes

CAPÍTULO 45. Deme un mes

Era extraño verla replicar. Lynett era tan callada que era extraño verla replicar, pero Elijah sabía que lo hacía desde la resignación, no porque estuviera tratando de desafiarlo.

No dijo nada, solo se acercó a ella y le dio la vuelta, buscando los broches de brasier para quitárselo.

—No, déjalo…

—Lynett, está mojado y tienes fiebre, no voy a dejar que te regreses a la cama con ropa mojada —murmuró él.

—Está bien, pero yo pudo sola.

—No puedes ni mantenerte en pie sola —dijo Elijah encontrando sus ojos a través del espejo—. Además, no hay nada que no te haya visto ya. ¿No es cierto?

Lynett desvió la mirada y finalmente cerró los ojos cuando sintió sus manos sobre los entremos de sus bragas, bajándolas por sus caderas y dejándolas caer al suelo.

Elijah quería quedarse allí, mirándola para siempre, porque era insoportable la forma en que aquella mujer le hacía latir el corazón, pero no tardó en alcanzar un albornoz y envolverla en él con un abrazo suave y fugaz.
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