—Es una técnica interesante. Tú, eres una hembra llena de sorpresas, Luna —susurró ese Alfa. Adalet sintiéndose cada vez más incómoda, su corazón latiendo desenfrenado. Su pecho cubierto únicamente por su sostén del tono similar a su piel, subiendo y bajando con los ritmos de su respiración. Él podía ver cómo se ponía ella de nerviosa, y a la defensiva. —¿Y ahora? ¿Cómo sabrás cuál de todos te hizo daño y…? —Uno de ellos es el compuesto de una raíz tóxica, lo aprendí en Susurros Nocturnos —dijo ella con seguridad. Hizo un movimiento con su mano, usando su magia, y sacó del agua las burbujas de ese componente, guiándolas hacia la tapa del jarrón que volteó usando como alternativa al vaso roto. Zefor se alejó de ella, extendió su brazo y tomó el objeto, llevándolo hacia su nariz lo olfateó y en segundos… ¡Lo detectó! —Esto es de… —¡ME DISTE UNA DROGA! —gritó Adalet, su rostro rojo de ira. Zefor arqueó una ceja, viéndola con desdén. —No fui yo. Fueron probablemente mis
—¡Rey Alfa…! ¡Por favor… le ruego…! —imploraba el médico principal, sintiendo la presión asfixiante de la mano de Zefor. —¡NO LO SABEMOS! ¡SE LO JURO, ALFA! —gritó otro hombre lobo en el salón médico—. ¡Dejamos las medicinas aquí! Todas las dosis eran solo para fortalecer a Luna, como usted pidió. Ella volverá a quedar preñada, los efectos secundarios serían mínimos. —¿Me tomas por tonto? —la voz profunda y dominante de Zefor resonó en toda la sala, mientras apretaba con más fuerza el cuello del médico—. Tenían que hacer una sola cosa... y fallaron. Luna está enferma, intoxicada, y su estado es grave. El culpable sufrirá un castigo peor por desobedecerme. —¡¡AAAAAHHHG!! —gritó el médico, cuando Zefor lo lanzó por los aires. ¡¡¡CRAAAANK!!! Un sonido atronador llenó el salón al estrellarse el médico contra un mueble repleto de frascos medicinales, que se hicieron añicos en el suelo. Todos los presentes se quedaron paralizados ante la furia del Rey Alfa. La mayoría inclinó la
—No lo harán —respondió Adalet con firmeza a las dos hembras—. Ellos están dormidos. No dejaré que se los lleven… Esperaré a Zefor y hablaré con él —dijo Luna, refiriéndose a sus cachorros. Las dos niñeras intercambiaron miradas nerviosas, la preocupación evidente en sus rostros. —Pero… Luna… No podemos. Si el Alfa se entera… nosotras podríamos… —Yo asumiré toda la responsabilidad. Váyanse —interrumpió Adalet, su voz resonando con una autoridad que sorprendió a las omegas. Las hembras se quedaron de pie, incómodas, paralizadas por unos segundos mientras la tensión llenaba la habitación. Finalmente, Adalet soltó un suspiro, su voz llena de un peso inconfundible. —No me siento bien. No empeoren las cosas. ¿O esperan a que algo grave me suceda? Quién sabe cómo reaccionará el Rey Alfa. Las hembras palidecieron, el miedo se apoderó de ellas. Sabían lo que Zefor era capaz de hacer y los castigos que infligía, castigos que ninguna de ellas quería enfrentar. Era mejor que no estuviera
Bruce se levantó lentamente de la banca, acercándose a Zefor con cautela. —Esa noche… ¿Cómo estaba Adi? ¿Cómo lograste salvar a mi hija? Sabes cuánto te agradezco por sacarla de ese infierno en los laboratorios mágicos. —¿Esos? —preguntó Zefor, su tono mostrando un leve interés. —Alfa, la busqué. Malcon me ayudó un tiempo. Encontré rastros de su pelaje de lobita, y de su sangre en los laboratorios, pero todo estaba destruido. Ella no estaba. Durante trece años recorrí cientos de lugares hasta que volvió de la manera más inesperada —una sonrisa leve apareció en el rostro de Bruce, pero Zefor se centró en una frase que le llamó la atención. —¿"Pelaje de lobita"? ¿Tenía una transformación prematura? —Oh, sabes de eso —respondió Bruce, sorprendido—. No es muy común. Me impresiona que estés enterado de ese tipo de transformación. —Conozco a alguien que fue así —comentó Zefor, su expresión dejaba claro que no quería profundizar en el tema. —Entiendo… Bueno, Alfa, Adalet no es lo q
>>> Adalet: Era una sensación suave y cálida, una experiencia que me envolvía en un abrazo reconfortante. Me gustaba. Mi mano se movió lentamente, tocando algo firme y sólido. ¿Qué era esto? ¿Algo más suave? Mis ojos se resistían a abrirse, como si mis párpados fueran pesadas cortinas. La somnolencia me envolvía. El aire estaba impregnado de un aroma a hierbas frescas, a naturaleza vibrante y a tierra húmeda. La brisa suave acariciaba mi rostro, pero mi cuerpo, atrapado en una calidez envolvente, me mantenía anclada a este estado de semiinconsciencia. —Mmm… —con esfuerzo, comencé a abrir mis ojos verdes esmeraldas, que se posaron sobre él. Se veía apuesto, con un aura dorada que brillaba intensamente, más que nunca, de una manera que nunca había visto antes. ¡Un momento! Una chispa de alerta me atravesó y reaccioné de inmediato—. ¡¿QUÉ PASÓ?! —me di cuenta de que estaba sentada en su regazo. De un salto, me moví, intentando despegarme de su abrazo. —¡AAAAH! —grité cuando mi cuer
>>> Adalet: —¿QUÉ ME PASÓ? ¿QUÉ ME HICISTE? ¡HÁBLAME! ¿DÓNDE ESTÁN MIS BEBÉS? ¿A DÓNDE ME LLEVASTE ANOCHE, QUÉ ME DISTE A TRAGAR Y…?! ¡AAAAH! Grité, pero mi grito se cortó de golpe cuando ese macho giró con una agilidad sorprendente, dejándome boca arriba en un instante. —Es muy temprano para que estés hablando tanto, Luna —frunció el ceño, ese maldito. ¿SE HARÁ LA M@LDITA VÍCTIMA? ¡SE ENOJA CONMIGO POR NADA! ¡YO SOY LA QUE DEBERÍA ESTAR FURIOSA, LA QUE TIENE CIEN MOTIVOS PARA QUERERLO MUERTO! —¡SUÉLTAME! —le rugí, mostrando mis colmillos y forcejeando con todas mis fuerzas. —¡Tu Beta fue quien intentó herirme, y tú lo sabes! ¡Claro, porque a ti no te importa! ¡Ahora me traes a un lugar extraño y…! —¿Cómo te sientes? —me interrumpió, su pregunta me tomó por sorpresa. Parecía… genuinamente interesado en mi bienestar. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Ahí estaba él, alto y fuerte, encimándome, un brazo cerca de mi cabeza y su mano tocando mi cintura, por encima de la t
>>> Adalet: —Aléjate… —susurré mi voz temblorosa, mientras sus labios bajaban lentamente a mi cuello, dejando un rastro en mi piel de besos que me causaron un escalofríos. No quería, me lo juraba a mí misma. No es traición a mis sentimientos por Malcon si no quiero… ¿No? Trataba de convencerme a mí misma. Zefor continuaba besándome de una manera… Intensa, pero… ¡Él solo lo hacía por placer!, no, creo que también lo hacía para atarme… A su manada, a él, para que Malcon me odie si me veía preñada. ¡Maldito manipulador! ¡No lo dejaría salirse con la suya!… Y… ¡SE ALEJÓ! ¡ZEFOR ME SOLTÓ!, SE DISTANCIÓ, QUEDANDO DE RODILLAS EN LA CAMA, en medio de mis piernas que se rozaban con las suyas… Quise moverme, cerrarlas, pero él lo evitó con sus manos, separándolas aún más. —Te noto nerviosa, Luna, pero… ¿Por qué? —dijo él, su tono algo burlón, aunque su expresión era seria, sus ojos dorados brillaban intensamente… No era por su don, no… ¿Su lado bestial algo emocionado? ¡Imposible!
>>> Adalet: «Eres la única, Luna.» Sus palabras hicieron eco en mi mente… ¡PERO NO ERA NINGUNA ESTÚPIDA PARA CREERLE!, a él yo no le importaba… Pero entonces pensé… ¿Así a como me siento yo, por el pacto matrimonial, se siente él? Ah… ¿Por qué demonios pensé eso?, me llené de curiosidad… Y fue cuando sus movimientos en mi caliente interior se intensificaron. —¡Oh!~ ¡No así!~ Mmm, Zefor idiota… Ah~ —gemía entre mi furia, pero mis caderas se movían casi naturalmente, mientras sentía cómo sus dedos salían y entraban de mí, provocando un sonido erótico que llenaba la habitación. Él se inclinó y me volvió a besar, una, otra, y otra vez.. Era como si tratara de hacerme perder la razón entre la excitación. —¡Basta!, yo no estoy así de… Por ti, lobo… Esque… Aaah~ —¿Esque qué, Luna? —preguntó él entre besos cortos pero intensos, casi dejándome sin aire. Su voz ronca por la excitación. —¡Me pongo así porque pienso en él no en ti! —le mentí, quizá sí decía eso, se enojaría tanto qu