Leonard
Me despierto con el alba, Evelyn está acurrucada entre mis brazos y la sensación de paz que esto me da es algo que quiero sentir toda mi vida.
Quiero amanecer así cada día, quiero que ella sea lo primero que vea al despertar y lo último al acostarme, pero para que eso pueda suceder debo encargarme de que el mundo sea un lugar seguro, o al menos lo más seguro que pueda, sin amenazas directas, como Ragnar, como su padre traidor, como los hechiceros que se aliaron a ellos.
Solo podremos tener un hogar, con nuestro hijo, si conseguimos acabar con los enemigos.
Mis ojos vuelven a enfocar a Evelyn, su cabello desordenado sobre mi pecho, su respiración suave, tranquila.
Mi mano se posa sobre su vientre sin pensarlo.
Nuestro hijo.
La idea es como una chispa que me quema por dentro. Orgullo. Miedo. Una devoción que no sabía que podía sentir hasta ahora.
Y con ella… una urgencia salvaje de protegerlos.
No puedo dejarme llevar por la ternura. No ahora.
Hoy es el día. Hoy empezamos a derri