Cuando Jacob lleó sentí un gran alivio, en su apariencia se veía normal, saludo a mis padres y a mi abuelo y era el mismo de siempre.
Bueno, solo que sin los chistes habituales ya que el lugar y el momento no eran los más acordes para eso.
-Hola, ¿cómo vas?- me abrazó y le correspondí, ya habían sido muchos días sin verlo y realmete necesitaba un abrazó de mi mejor amigo en estos momentos.
-Bien- aún no nos han dado informes y eso nos preocupaba a todos- pero no sabemos nada.
-Tranquila!- tomo mi cara entre sus manos- Las malas noticias son las primeras en saberse ¿no?
Yo asentí y el me dio un beso en la frente, después me llevó a la cafeteria junto a mi madre para despejarnos un poco.
Habian pasado horas cuando llego mi tío corriendo, nunca lo había visto así.
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