Punto de vista de Blake
«Eres igual a tu padre».
Aquellas palabras resonaron en mi cabeza un millón de veces en menos de dos segundos con pasmo, susto y mucho temor.
¿Cómo es que yo…?
—Eres igual a tu padre: cabezotas, creyendo que todo el mundo solo tiene que aceptar lo que decidas porque eres tú. Blake, no vives solo en el mundo y, sí, es bueno que quieras proteger a tu hijo, pero no puedes sacrificar a los demás por eso.
Tragué con dureza justo cuando ella volteó a verme y, al detectar la auténtica sorpresa en mí, su semblante degeneró en la preocupación.
Me eché hacia atrás y respiré hondo por unos segundos, sopesando esas palabras en mi mente.
—Por qué si yo… me he esforzado tanto para… ser diferente…
Las frases se me agolparon en la garganta, y tuve que salir de la cocina o de seguro metería la pata. Caminé hasta la sala y me senté en el mueble, para llevarme las manos a la cabeza gacha y resoplar.
¿Cómo que era igual a él?
Si mi hijo me desafiaba en algún momento, ¿también trat