Punto de vista de Blake
Soltar, hablar… decir lo que debía decirse fue… horrible.
Probablemente uno de los momentos más terribles hasta ahora, y solo fui capaz de comprender la magnitud de lo que sabía cuando vi a Ryan palidecer, sudar frío y hasta titubear.
—Tú… ¿cómo has podido cargar con eso a tus espaldas hasta ahora, Blake? ¿Por qué te lo guardaste para ti? ¿Por qué…? —Ryan apretó los labios y negó con la cabeza.
Era tan temprano en la mañana que ni siquiera el sol había salido. Ambos estábamos en la cama y, tras un despertar pesado, decidí ponerle fin a todos los secretos que nos separaron hasta ahora.
—No, olvídalo… lo entiendo, lo entiendo a la perfección —murmuró y enmarcó mi rostro entre sus manos.
Sus orbes me dieron un vistazo suave y preocupado, más que nada porque yo respiraba con dolor, y las lágrimas bajaban sin control por mis mejillas.
—Yo… solo tenía miedo. He tenido miedo hasta ahora y… lo siento. No podía decírselo a nadie. Solo no salía.
El rubio apretó los labio