CAPÍTULO 16

El vuelo fue más corto de lo que Aitana había esperado, y cuando por fin despertó Carlo estaba sentado en un diván cerca de la cama, con una copa de coñac a su lado y la mirada perdida en algún lugar del cielo que se divisaba por la pequeña ventana. Habían esperado dos días antes de viajar, después de todo Carlo tenía razón: según la bitácora de navegación el yate que Lianna había rentado no tenía planes de regresar a puerto hasta el dieciséis de julio, de modo que no tenía caso ir a buscarla antes de esa fecha.

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